Para leer de todas formas

Dibujo: Patricia Metola

Comparto con ustedes la selección de poemas que preparé para leer con mis alumnos de séptimo grado. No fue tarea fácil decidir qué sí y qué no; toda antología implica un recorte y una exclusión. Allí creo reunir lo que es para mí la poesía y, en especial, aquella que debe y/o puede llegar a las manos de un público infantil o juvenil. Bájenla clickeando aquí (si la página en la que está alojado el archivo no se los permite bajar haciendo click en el ícono download, mándeme un mensaje a solicitándolo)


Los poemas están agrupados –aunque no explícitamente– por diferentes tópicos muy amplios e imprecisos. Estas son algunas posibles formas de atraparlos:
a) los que dicen algo de la poesía en general o de sus materiales, también artes poéticas (Botella al mar, V, El mensaje, Poética, Ama tu ritmo);
b) civiles o sociales (La luna con gatillo, Fusilamiento);
c) que dicen algo del yo lírico (Cansancio, Inútil soy, Estado de ánimo, La carencia);
d) que dicen algo del (LI, Ama tu ritmo)
e) que hablan de las cosas (Vaca, Las moscas, Oda a la tristeza, En la carpeta)

Los poetas que integran la antología son canónicos casi sin excepción. Tienen pedestal propio Martí, Darío, Neruda, Machado, García Lorca, Guillén, Storni y Gelman. En los límites se paran Lamborhini (por raro), Benedetti (porque le gusta a las adolescentes), Tuñon (por olvidado), Vinicius (por cantar en otro idioma) y un poco menos Pizarnik (por trágica o amiga de Cortázar).
Las referencias que se indican al pie de cada texto mencionan el libro original y la fecha de su aparición. Este dato, que parece menor, permite ubicar en el tiempo la aparición de los poemas y refiere a ese conjunto del cual formó parte el texto seleccionado. Algunos de esos poemarios han sido faroles para la producción poética del siglo veinte y exponentes ejemplares de un movimiento estético, empezando por los modernistas: Versos sencillos de Martí, Prosas profanas de Darío, Ocre de Storni y Soledades de Machado. Otros libros como Canciones para el tercer frente y Cantos para soldados y sones para turistas, de Tuñon y Guillén respectivamente fueron de relieve para los activistas (poetas o no) de mitad de siglo en adelante y después. La vanguardia (más justo sería decir el surrealismo) del veinte y del treinta no serían las mismas sin Veinte poemas para ser leídos en el tranvía de Girondo y, aunque de publicación tardía (1940), Poeta en Nueva York es otra obra necesaria e imprescindiblemente surrealista. Así Gotán de Gelman y Los trabajos y las noches de Pizarnik ocupan un lugar de privilegio y de prestigio para los ’60.
El hecho de incluir un reseña biográfica (mínima, muy mínima) de cada autor acompañada de su retrato, supone el ejercicio de pensar la literatura aferrada a la vida. En efecto, no la puedo desligar de una vida, de una historia. Cuánto más nos permite pensar sobre esa escritura la mera temporalidad, materialidad, existencia de una persona de carne y hueso. En fin, saber que hubo un bigotudo genial que murió en su caballo para liberar a Cuba de España.
Para leer de todas formas remite a todo lo que dejé expresado en la contratapa. La poesía que entra y que sale de la escuela cuando el lector se apropia de ella, poesía que se lee para ver cómo suena, para ver qué dice, para doler en un costado y compartir con otros, aunque esos otros tengan cuatro patas y hocico. Poesía para hacer poesía. Sí, además el título es optimista porque lo puedo pensarlo como: para leer a pesar de. (Perdón por explicar tanto). Optimista porque confía en que la lectura de tres versitos de nada (como los que deja caer la Pizarnik) enseñan, porque en un soneto (como los de Darío) hay algo irremplazable, universal, de la cultura humana, optimista porque aunque la poesía haya pasado a ser ahora más que nunca patrimonio del sótano, del olvido o de Palermo Soho la escuela le puede hacer un lugar.

Comentarios

...un material genial, como no podía ser de otra manera. Si tuviéramos la imprenta que no tenemos pero deberíamos, sería un dignísimo merecedor para bautizarla con una primera tirada.

Sólo resta la imprenta, que no es lo de menos.
Pero ya hay qué decir, que tampoco es lo de menos.