Registro II

Ilustración: Alexiev Gandman


Miércoles 13 de agosto

Les entrego a los alumnos una antología en la que seleccioné poesía de distintos escritores. Les cuento que la preparé yo mismo, que los poemas no están allí de casualidad. Les pido que la exploren libremente, primero, y que traten de vincular el título (Para leer de todas formas) con el contenido y la forma de la antología, después, y que pregunten lo que quieran saber.
Algunos se detienen en un poema en particular, en el título; lo registran en la memoria.
-A mi me gusta “Ama tu ritmo”- dice Rocío, que sabe cómo suenan juntas esas tres estupendas palabras.
Otros se detienen en las fotos de los poetas, y las reseñas bibliográficas son consideradas por aquellos que allí encuentran algo de su propio mundo. Alejandro nos dice sorprendido:
-Está Pablo Neruda.- y yo le contestó que sí y él lo conoce bien (se ha llevado más de un libro de Neruda de nuestra pequeña biblioteca del aula y ha compartido el material en su casa, además su madre, me contó alguna vez, copió algunos poemas en un papel; Alejandro ya es un intuitivo promotor de la lectura).
Ángel que sabe una sola anécdota sobre Antonio Machado, no pierde oportunidad para mencionarla. En la antología, hay una foto del poeta sevillano con su sombrero y su cara de bueno.
En la contratapa escribí una suerte de instructivo que presenta diversas maneras de leer y situaciones de lectura (“en voz alta, cuando llueve, de pie…”) para acompañar el sentido del título. Rocío y Florencia espontáneamente la leen para todos. Todos escuchamos la lectura de ambas que encontró una nueva forma de ser: se van turnando, y donde Rocío hace una pausa Florencia sigue, así intercalan sus voces espontáneas. Finalmente, ríen divertidas.
Les propongo pasar a una actividad más dirigida:
-Empecemos por el principio.- el principio son los poemas “Botella al mar” de Benedetti y “El mensaje” de Lamborghini. Ambos textos se tocan, se emparentan, dialogan. Lee Alexandra en voz alta “Botella al mar” y luego todos en voz baja “El mensaje”. Percibimos el sentido de ambos textos. Le damos importancia a la palabra, al silencio y a la pausa, que es una muestra gratis de silencio. Como quiero enfatizar la importancia del silencio y las pausa que separan las palabras, leo tres versos casi sin detenerme y luego los mismo tres deteniéndome deliberadamente. Notamos las diferencias de sentido que se producen. Anahí opina:
-Leer despacio emociona, tiene que ver con los sentimientos.
Lourdes agrega que:
-Sin pausa, pasa así no más.- y yo pienso que así perdemos algo del sentido o que es más difícil atraparlo, y les digo lo que pienso, pero de mejor manera.
Les pido que para concluir imaginen un mar y una botella. La botella la arrojarán con sus mensajes a ese mar imaginario. Los mensajes son, deben ser, una palabra favorita. Esa palabra que nos gusta por como suena o por lo que refiere. Les cuento que yo tenía en mi infancia dos palabras favoritas: “cobre” y “serpiente”. Me parecía que cobre sonaba al metal que representa y serpiente, en realidad, ni siquiera sabía escribirla bien. Anotaba “sarpiente” en un papel hasta que alguien me lo corrigió.
Guardé los papelitos con sus palabras en el bolsillo del delantal y luego los saqué al azar y transcribí las palabras en el pizarrón sin comas ni conjunciones. Les pedí que agreguen cada uno donde le resulte mejor los signos de puntuación o los nexos. Les mencioné que esta actividad estaba emparentada con las técnicas de escritura que un grupo de artistas (los surrealistas) comenzaron a desarrollar durante los años ’20 para escribir en grupo.
Muchos alumnos ya habían notado que el uso de las conjunciones o de las comas en la enumeración cambia de manera brutal la fuerza de un poema. Los últimos dos versos de “Botella al mar” son un buen ejemplo de esto.
Alexandra escribe:

Amor, claro chirimbolito, gota y responsable, música y fosforito,
electro bombo, temor y familia, electrónica y amor inútil,
cuete y pigmento magia electro, vampirismo, uranio y jugar.

Comentarios

Anónimo dijo…
La calidez del relato me llevó a estar sentada entre ustedes, queriendo compartir yo también mis silencios, mis palabras. “sin pausa, pasa así nomás” como bien dijo Lourdes, por eso me detengo, los saboreo y vuelvo a leer, y vuelvo... Recuerdo así esas palabras que de tanto nombrarlas perdían su identidad y casi dejaban de decir (que es su muerte),encierro entonces en mi botella “cartuchera” y la lanzo al mar.
Romi