Registro III


Imagen: Palomar


21 de agosto

El libro que tengo en las manos es una antología de Oliverio Girondo. Hoy se trata de él porque los chicos en sus antologías leen el poema “Cansancio” de Persuasión de los días (1942). Pero antes les cuento (y me apoyo en la imagen que acompaña la muy breve reseña biográfica) que Oliverio fue un poeta de vanguardia, que una vanguardia es lo que va adelante, y en arte eso quiere decir lo que es novedoso. Les cuento que fue uno de los pocos poetas surrealistas que hemos tenido en Argentina y que su poesía es un notable experimento con las palabras.
-Las desarma- les digo -pero no sólo las palabras, también las ideas.
Estamos sentados en el piso. Primero leemos en silencio. Luego, formulo dos preguntas: ¿Sobre qué es este cansancio del poema? ¿Qué quisiera ser esa voz que habla en el poema?
Iván dice:
-Está cansado de su cuerpo- y es lo correcto.
Lucía agrega:
-De su vida- su comentario nos habilita a pensar que una poesía o un cuento es una forma de probar cómo sería vivir otra vida. Es una forma imaginaria, pero posible.
Como nos importa escucharnos, escuchar cómo suena nuestra voz leyendo, le propongo hacer un ejercicio.
-Vamos a leer el poema en un estado de agotamiento- a propósito, les pido pensar en qué hace uno cuando está cansado. Cómo usa la voz, el cuerpo, los gestos. Invito a que asuman ese cansancio. Casi todos vencen la vergüenza de exponerse ante los otros. Los chicos tienen una expresividad necesitada de espacio que se hace notar.
Cuando el clima es propicio, les indico que lean sintiendo ese cansancio. Allí es dónde a Anahí casi se le quiebra la voz, o Dante en el frente se apoya contra la pared agotado para leer. Más tarde, Fernando sostiene una estrofa entera haciendo una voz extrañísima que nunca le habíamos escuchado.
Les vuelvo a preguntar sobre el poema. Les pido que vuelvan a notar qué cambios desea esa voz (que llamamos yo lírico): se percatan de que le gustaría ser insecto, alienígena, otro mamífero, mujer. Charlamos sobre la sexualidad de Oliverio. Para los chicos, y en especial para los varones, decir en cualquier parte –incluso en un cuento o un poema-, que se desea cambiar el sexo supone que quién lo dice es necesariamente homosexual o travesti o ambos. Esto los pone nerviosos y no pueden evitar las bromas.
Sin embargo, este no es el tema que más interés les ha despertado. Desde que empezamos a leer fueron diciendo espontáneamente qué animal les gustaría ser. La consigna de escritura "sale sola". Escriben un poema que puede empezar por “Estoy cansado de…” y piensan en todo lo que no tienen por no ser el animal o el vegetal que desean ser.
Camila nos conmueve con “Cansada de caminar”:

estoy cansada de no tener
alas, de no tener plumas suaves,
de no poder volar, de no ver
el cielo desde lo alto.


Dante se arriesga con “Mi voz vegetal”:

Estoy cansado de pensar,
de moverme, de las clases
del poeta filósofo, de esforzarme,
de estar encerrado, de estar cansado,
de tener piel y muchos pelos
de escribir esto.
Quiero ser verde, estar bajo el sol
quiero ser libre, y que nadie me use para cosas que no necesite
quiero ser pinchudo y estar aislado
quiero ser un cactus

Comentarios

Anónimo dijo…
Mis felicitaciones a Ud. y a sus Escritores.

Tome esos versos briosos; juveniles pero no ingenuos. Recorte, si le place, una línea, dos; con tres quizás alcance. Mándesela a los poetas de sofá que se arraciman en bares de Palermo Rubio.

No tenga esperanzas de que entiendan o se conmuevan.

Pero al menos habrán tenido algún contacto con la poesía.

Mis respetos, caballero.