Imagen: Shaun Tan en "Emigrantes" |
Las despedidas comienzan antes,
como la lluvia anunciada por el olor de la tierra, como el verano coreado por chicharras. En su caso fue un volcán suave antes de la erupción,
que así me habló del retorno a su ciudad natal. Era una mañana fría de narices
coloradas y estufas que no alcanzan.
Le pregunté a dónde. Me dijo "A Oruro". Que allí hay cerros, no como acá que es lisito. Hay viento también,
viento que habla y golpea. Y las casas se resbalan por las laderas de las
montañas y se está más cerca del cielo, no como acá que es tan lejos.
¿Cómo huele Oruro tan distinta
a este puerto sin peces? ¿Cómo se cuece Oruro en sus ollas, tan llenas de papa y
de maíz, lokoto y charquekán ¿Bajan las niñas y los niños por sus calles
hacia las aulas mientras le hacen cosquillas en el lomo a la tierra? ¿En allí,
se cuentan en aymara o en quechua los sueños?
¿Por qué te vas, justo en medio
de nuestros caramelos y sonrisas? ¿Justo ahora que vienen los finales de los
cuentos en dónde ganan las buenas y los buenos?
-Mi papá dice que aquí ya no le
alcanza la plata.
-Se anda mal, es cierto- digo.
Ahorita vuelve de nuevo a sus
cerros que alguna vez, cuando ella dibujaba gatitos en el aire y le sonreía a
medio mundo, la vieron partir. Ahora justito, porque es el tío que anda malo de
la cabeza o es la abuela que le duelen los huesos de tantos años que lleva.
-Voy a ver la nieve- me dice.
-Es hermosa la nieve- respondo.
Cuando no podemos retenerles
porque es esta vida la que se los carga en la espalda y los
devuelve pago sin muchas certezas ni esperanzas, me pregunto si en verdad existe Oruro y sin en verdad existe
Buenos Aires. Las fronteras son de papel; los territorios impuestos son del hambre, de la mala vivienda, del poco empleo, del salario nada
y a destajo. Entonces decimos volver por el sólo hecho de respetar cierta
lógica temporal y geográfica. Pero en realidad nunca hemos estado en ningún otro
lado, ¿o sí? ¿Se vuelve, acaso, nos vuelven? ¿No será la tierra que se desliza debajo
de nuestros zapatos siguiendo otros intereses de clase? ¿La patria también es eso?
-Voy ir al cementerio, por el
abuelo voy ir.
-Tenés que llevarle flores.
Sus cumpitas le escriben cartas
para que se abrigue con amigos y amigas cuando el invierno la reciba. Yo también
le escribí una carta, una sola para que sólo ella la comprenda y la lea cuando
quiera. Sé que la volveré a nombrar más de una vez, y que el resto me mirará en
silencio como diciendo: “Ya sabés, profe, ya sabés…” Pienso en sus carnavales
de diabladas, caporal y morenada como tregua entre añoranza y añoranza. La
sabré rodeada de palabras lindas, que así le deseo el futuro. Un futuro sin deudas
también le deseo. Aquí nos hará falta.
-No me quiero ir.
-Yo tampoco quiero.
El último día su padre la viene a
buscar un poquito antes del horario habitual. Habíamos brindado con jugo y
gaseosa, snacks y bizcochos agridulces. Todo un lujo. Le habíamos entregado las
cartas, que ella guardó con minuciosidad en un sobre de papeles cuadrillé. El
papá me pide mi número de teléfono. Se lo doy con gusto y con sorpresa. Le
extiendo la mano y nos abrazamos. El hombre no se permite llorar, pero se le
nota. Yo tampoco me lo permito, no delante de él y me avergüenzo de esta armadura que no cede tan fácil. Ella sí se lo permite. Se abraza con las más
amigas. Los más duros le dicen “Adiós, Cami”. A todo esto, ha pasado una semana
desde que supimos de su partida porque ella entró en erupción, delicada
erupción de suspiros, caras de nostalgia y silencios largos que fuimos
soltando.
-Si vuelven, nos visitan, ¿sí?- le digo al papá.
-Ella le va a escribir. Le gusta
eso. Gracias, profe.
Cami me abraza, nos abrazamos.
-Vas a estar muy bien- le digo.
Más tarde el silencio del aula
nos explota. Nos quedamos mirando el banco, su banco vacío, enredados en las
preguntas, sin caramelos ni nada, maldiciendo para adentro al sistema, a su
virtual y dolorosa forma de amontonarnos y a su implacable manera de separar
amistades, familias e historias.
Cae el sol en la ciudad, como ceniza.
Cae el sol en la ciudad, como ceniza.
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