BOTELLA AL MAR

 



Los viernes leemos poesía. Hoy, Benedetti*, como para empezar, como para ir calentando motores. Les leo, les hago preguntas y al toque tenemos un diálogo que fluye. Entonces derivamos sin querer en ¿Qué tres cosas te llevarías a una isla desierta?

Ellos y ellas van dando a conocer los objetos elegidos. Hachas, agua, comida, cuchillos, abrigo. Hasta que le llega el turno a Lucca.

-Podríamos hacer una historia en donde todos nosotros vamos a una isla desierta ¿no?- dice.

Y la hacemos. De una. Así, al aire, en el estribo del viernes.

-¿Vos qué harías en la isla, Lu?

-Cazaría… para que comamos.

Nico nos construiría una casa. Antonella exploraría…

-¿Y yo?- les pregunto.

Yo, el maestro. Ni cazador ni recolector: en una isla desierta con 5to grado, sigo siendo docente. En fin.

Quedamos en pasar la historia a un papel la próxima semana para que no se pierdan nuestras cabañas con maderos y las cacerías de bestias salvajes.

Toca el timbre de salida.

Lucca me dice, antes de irnos, que ahora sí le gusta venir a la escuela.

*Hay dos textos del mismo autor circulando, con el mismo título. Yo elegí el que sigue, cortito y al pie, digo, al mar:

“Pongo estos seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.”



Comentarios